Consejo Distrital de las Artes Audiovisuales
El Consejo Distrital de las Artes Audiovisuales profundizará en algunas de las obras ganadoras del portafolio de estímulos con el fin de reflexionar y dialogar alrededor de ellas.
La Cerca (Dir. Rubén Mendoza, 2004) Colombia. 21 min.
Francisco Maldonado se ve tristemente envuelto en una serie de sueños que lo han atormentado, en los que generalmente él, empuñando múltiples armas (el machete, la escopeta, su propia madre) arremete contra su padre, con el que ha perdido el contacto intenso desde la muerte de su mamá. Este 31 de diciembre aparece de nuevo a su puerta el viejo, don Juan Cristo, su papá, con el que además colinda su finca, para que acuerden por fin, en este último día de plazo después de diez años de la muerte de su mamá, la destrucción de la cerca que divide sus terrenos, para que ella deje de ser un alma en pena, y para que el municipio no tome a su albedrío estas tierras. Así lo dejó escrito ella en su testamento. Este inesperado reencuentro, al calor del licor, genera un diálogo largo en el que Francisco confiesa esos sueños y se lavan las culpas, para terminar en los reinos del recuerdo o de la irrealidad de los sueños, o de la ponzoñosa realidad, en una tragedia singular, en la que pasan al olvido los dolores, el humor negro, la niñez, los partidos políticos y la cerca mientras se consumen en la vereda el dolor y los muñecos incendiarios del año viejo.
Alguien Mató algo (Dir. Jorge Navas, 1999) Colombia. 27 min.
Heriberta, pequeña y hermosa niña, es hija de una madre de ortodoxa religiosidad y de un médico ya muerto, de quien heredó un libro de anatomía y un fino bisturí. Su madre cree que la niña va a ser médico como su padre, pero ella lo que quiere es ser vampiro. Heriberta le teme a crecer, a envejecer, a ser como su madre o a morir como su progenitor. Lee en un libro la historia de una princesa antigua que guardaba su juventud y belleza gracias a la sangre de sus súbditos. Entiende entonces cuál puede ser la cura para su mal. Tiene su libro de anatomía, su bisturí y su infantil placer por el sabor de las gotitas de sangre. Pero la sangre es cochina, dice su madre y Dios todo lo ve y todo lo castiga.