Programa 5 // Imágenes del mundo e inscripciones de la guerra (Dir. Harun Farocki, 1988) Alemania. 75 min.
La relación entre la producción de imágenes y su uso para la destrucción–para la guerra, para la alienación, para la anonimización de la experiencia humana–ocupó a Farocki durante toda su vida. En “Imágenes del mundo e inscripciones de una guerra”, Farocki vuelve a la Segunda Guerra Mundial para mostrar cómo las tecnologías de visión se han desarrollado con el objetivo de destruir, y cómo la producción compulsiva de imágenes, aún más desbordada hoy, puede contrarrestarse desde la acción individual y colectiva.
Imágenes del mundo e inscripciones de la guerra (Dir. Harun Farocki, 1988) Alemania. 75 min.
Producción, registro y consumo son las tres pautas del mercado que también regulan las posibilidades de visualización del cine. La imagen y su producción: eso es lo que aparece en este documental. La historia de la fotografía aérea contada a partir de su acto de instrumentación como herramienta de espionaje, registro y control de los bombardeos. La imagen y la guerra entrelazadas mortalmente. En efecto, la imagen en su conjunto, la imagen mecánica, la fotografía, el cine, el vídeo, la televisión, etc., las “nuevas tecnologías de la imagen”, muestran claramente la instrumentación de un dispositivo de dominio y control, primero de los movimientos y los gestos, esto es, del orden de lo corporal, y luego del pensamiento, que busca ahora predecir, adelantarse, al hecho, lo que equivale a decir, en parte, a construirlo en un determinado sentido.
Sobre ¿Cómo abrir los ojos?
En 1968, en la efervescencia del movimiento estudiantil, mientras estudiaba en la Academia de Cine y Televisión de Berlín y solo un año después de viajar por Colombia intentando, infructuosamente, conectarse con los movimientos guerrilleros, Harun Farocki hizo Sus periódicos. Allí, reconociendo el poder que tenían las imágenes en prensa y televisión para moldear la opinión pública en Alemania sobre la guerra de Vietnam, el Farocki de 24 años concluía que la lucha política no podía prescindir, en absoluto, de la creación de imágenes comunes. La imagen, decía, dicta la dirección de la piedra. La imagen nacía como un agujero de luz indicando posibles caminos.
Entender la potencia de las imágenes, escudriñar las maneras en que estas se han creado, los artefactos tecnológicos que las han hecho posibles, las personas que han estado detrás de ellas, y su proliferación desde el poder y las instituciones–policiales, bélicas y corporativas–ha sido la preocupación que ha atravesado la obra de Farocki. A veces pausando, rebobinando, hablando sobre ellas; a veces mediante el montaje, dejando que los gestos de los trabajadores hablen por sí mismos; a veces con humor, a veces conduciendo al tedio. Farocki dedicó su vida a explorar todas las estrategias posibles para despertarnos del letargo y, finalmente, abrir los ojos.
Curaduría de Luis Felipe Raguá y Valentina Giraldo Sánchez