Al sur de Colombia, en medio de la selva, hay una mega estructura de concreto abandonada y sin destino. Un puente que choca con la montaña y no conduce a ninguna parte. Esta obra simboliza la obsesión del ser humano por dominar los impenetrables obstáculos supuestos por la naturaleza y también, la corrupción que reduce dicha búsqueda, a cenizas y esfuerzos vacíos. Tras casi un siglo de intentos, el sueño de carreteras modernas se desdibuja y las situaciones más absurdas se erigen en autopistas pérdidas. Obreros, ingenieros y turistas transitan por el teatro de lo ilusorio y lo difuso; todos parecen varados en el tiempo y el tiempo también permite los desastres.