Kora (Dir. Cláudia Varejão, 2024) Portugal. 29 min.
Cinco mujeres hablan en primera persona. Sus recorridos e historias de vida son muy diferentes, pero hay una experiencia en común: Todas tuvieron que abandonar su país para vivir como refugiadas a miles de kilómetros de la tierra que las vio crecer. El relato íntimo funciona como puerta de entrada para entender un contexto global en el que una guerra, o el giro hacia un régimen conservador, pueden significar perder todo lo que amamos. Y en el exilio, cada pequeño puente con lo que dejamos atrás, incluso una pequeña fotografía, puede convertirse en un tesoro invaluable.
Nocturno para una Floresta (Dir. Catarina Vasconcelos, 2023) Portugal. 16 min.
La ópera prima de Catarina Vasconcelos (A Metamorfose dos Pássaros - 9ª Semana de Cine Portugués) significó una sorpresa por su madurez poética, pero también por la potencia plástica de sus imágenes. La formación en bellas artes de la realizadora puede intuirse una vez más en este viaje meditativo por la historia real de un grupo de monjes del siglo XV que levantaron un muro alrededor de un bosque para evitar el ingreso de mujeres. Pero la materia viva de los árboles, sus hojas y raíces, parecen guardar las palabras y secretos de esas mujeres, persistiendo más allá de todo límite impuesto.
Las Hijas del Fuego (Dir. Pedro Costa, 2023) Portugal. 9 min.
Tomando la Passacaglia op. 22 del compositor barroco Biagio Marini como punto de partida -y con la pantalla dividida en tres-, el rostro y el cuerpo de mujeres iluminadas por el fuego pone en palabras un lamento colectivo. La letra de una canción popular ucraniana propone preguntas y respuestas: “¿Por qué vivimos? / Los muertos no pueden responder”. El contrapunto audiovisual entre las cantantes concluye con la irrupción de un material de archivo tan misterioso como cautivante. Pedro Costa explora territorios nuevos en esta obra que él mismo definió como la probable semilla de un próximo largometraje.
Riña (Dir. Rita M. Pestana, 2023) Brasil. 22 min.
Cássia vive atrapada en una rutina gris. Sus días se dividen entre cuidar a su padre alcohólico, manejar un taxi para ganarse el pan, y llevar a su gallo al circuito de riñas clandestinas para conseguir un poco de dinero extra. Recorre la ciudad sentada al volante y las calles son solo una extensión más de la prisión en la que se siente atrapada. La idea de encontrar un mañana mejor empieza a perseguirla pero dar ese paso implicaría romper con una larga cadena de mandatos. La montajista Rita Pestana captura en este, su primer cortometraje como directora, el vértigo que antecede el salto al vacío.
