Lionel, hombre de pocas palabras, vive en un modesto departamento con su hija Joséphine. Llevan una existencia razonablemente feliz, basada en la confianza y el mutuo afecto. Con el paso del tiempo, llegan señales de cambio para ambos.
Con más de cincuenta años, él está por jubilarse de su trabajo como conductor de trenes, mientras ella, de más de veinte, estudia antropología y trabaja en un negocio de música. En el edificio también vive Noé, amigo de la familia que se siente atraído por Josephine pero quiere irse, y Gabrielle, que desea en secreto a Lionel. Con estas vidas que se cruzan y bifurcan como las vías del tren, Claire Denis modela un mundo de personajes cuya cotidianeidad establece una idea de comunidad y de familia de un gran humanismo.