Contra una pantalla azul lisa e inmutable, una banda sonora densamente entrelazada de voces, efectos de sonido y música pretenden esbozar un retrato de las experiencias de Derek Jarman con el SIDA, tanto literal como alegóricamente. Estrenada en la Bienal de Venecia de 1993, esta es la última película de Jarman poco tiempo antes de su muerte.
