El movimiento de la imagen en Campo va apareciendo con suma delicadeza. Vamos del macro al microcosmos en diversos niveles, para dilucidar que las texturas de la fotografía nos brindan una idea de que este campo de tiro en Alcochete, al sur de Lisboa, esconde, no “el misterio de las cosas, sino las cosas en sí”, como nos dice el narrador casi entre susurros. La quietud inicial nos invita a contextualizar este campo donde practican los francotiradores en contraste con una madre y su hijo que viven a algunos kilómetros, aunque igual escuchan con mayor o menor medida la actividad de disparos según la dirección del viento. El juego sutil entre el campo diurno y el nocturno nos permite conocer rutinas astronómicas, apícolas, ganaderas y hasta actividades de espías. Al final, la película traza un recorrido por un cosmos que, de no ser por esta mirada atenta y esta voz rumiante, caería en el olvido.
