Es el mes de noviembre del 2015, casi ciego, el poeta cubano Rafael Alcides decide terminar sus novelas sin publicar y descubre que después de varias décadas, la tinta casera de la máquina de escribir que utilizó, se ha borrado. Con una lupa y una computadora comienza la transcripción de lo que ha sido su obra de vida: La revolución cubana como una historia de amor y decepción a través de un hombre que una vez estuvo en la luz pública y hoy vive en un exilio interior.