Las comunidades indígenas del norte de Colombia, históricamente reconocidas por su espíritu guerrero, resistieron la conquista de los colonizadores hace más de 500 años. Sin embargo, en la actualidad, han sido despojadas de su recurso más vital: el agua. Hoy, la pregunta que resuena entre sus habitantes es: ¿Dónde está el río que les fue entregado por la naturaleza, nacido en la Sierra Nevada de Santa Marta?
Según el censo de 2018, el 70% de la población de La Guajira carece de acceso al servicio de acueducto. Solo seis de los quince municipios del departamento —Riohacha, Maicao, El Molino, Hatonuevo, Distracción y San Juan— cuentan con agua potable. Esta situación resulta aún más alarmante si se considera que La Guajira es una región extensa y alberga importantes nacimientos de ríos provenientes de la Sierra Nevada de Santa Marta.
A lo largo de su trayecto, el río desaparece para alimentar la represa El Cercado, una obra concebida como solución al problema del agua, pero que terminó por agravar la crisis. El recurso hídrico, en lugar de abastecer a las comunidades, es desviado hacia grandes cultivos de arroz y actividades de extracción minera de carbón, dejando al resto del territorio guajiro sumido en una profunda sequía.
Una reciente investigación documenta las costumbres y tradiciones de las comunidades indígenas que han acompañado el curso del río desde la Sierra hasta su llegada a La Guajira. Entre ellas, se encuentran los pueblos Wayúu, el grupo indígena más numeroso de
Colombia, quienes hoy enfrentan una lenta extinción, víctimas del hambre, la sed y el abandono estatal.