Félicité canta en un club nocturno en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo. Su vida cambia de raíz cuando su hijo de 14 años tiene un terrible accidente de motocicleta y ella comienza una búsqueda frenética a través de las calles de Kinshasa, un mundo de música y sueños. Su obsesión: recaudar dinero para la cirugía de su hijo. Y en su camino se cruza con Tabu.
(Función con el apoyo de Cinenómada Festival de Cine Africano de Tarifa - FCAT)
Muestra Internacional: La fuerza de las mujeres negras (Curaduría realizada por Claire Diao, Francia/Burkina Faso)
En África, a menudo se dice que las mujeres están a cargo. Que sin ellas, un hogar no funciona. Y que son, por su capacidad de dar vida, un eslabón esencial en la sociedad. Sin embargo, en todo momento, las mujeres han sido acosadas, negadas, ridiculizadas, censuradas, menospreciadas, olvidadas por la única y sencilla razón de que eran consideradas por un género dominante como un género dominado: el “sexo débil”. Hay, sin embargo, muchas mujeres que han desafiado estos determinismos sociales y culturales para aparecer ante los ojos de todas lo que ya eran: mujeres poderosas, brillantes, cultas, dotadas de un coraje y una pasión sin límites para llevar a cabo sus proyectos.
En el cine se añadió una característica a la figura de la mujer: que la femme fatale debía ser rubia y la mujer atractiva, por tanto la "animal", debía tener un cuerpo negro. “Pantera, gacela, tigresa…”. Los términos utilizados para describir este cuerpo femenino se han burlado tanto más cuanto que muchos cineastas las han representado a menudo como prostitutas.
Hoy que las mujeres fuertes se despliegan en todos los oficios (incluido el gobierno colombiano), era importante reenfocar la atención en sus representaciones en el cine y su representación como mujeres negras, a menudo socavada, a través de los roles principales de las mujeres negras de África y su diáspora.