Mis dos voces, una reflexión poética sobre la naturaleza fluida de la identidad, se centra en Ana, Claudia y Marinela, tres mujeres latinoamericanas quienes comparten sus experiencias íntimas de inmigración a Canadá, al tiempo que reflexionan sobre temáticas de violencia, pertenencia, maternidad y reconciliación.
Entrelazando primeros planos cuidadosamente encuadrados de manos y rostros con imágenes contemplativas de espacios públicos y privados sobre un paisaje sonoro de múltiples capas, la película crea un tapiz impresionista que se resiste a una perspectiva centralizada y hace eco de las identidades fragmentadas e híbridas de las protagonistas.